

Mi hijo de 5 años comenzó a evitar a su mamá. Su razón me preocupó mucho, así que confronté a mi esposa.
Robert, de 32 años, esposo y padre, ha estado equilibrando cómodamente el trabajo y la vida familiar con su esposa, Candice, y su hijo de cinco años, Samuel, conocido cariñosamente como “Sam”.
Robert y Candice llevan ocho felices años casados. Al principio, ambos trabajaban, pero durante los últimos cinco años, Robert ha sido el único sostén de la familia, mientras que Candice ha sido ama de casa.
Así, mientras Robert trabajaba hasta las 7 de la tarde cinco días a la semana, Candice cuidaba excelentemente de la casa y de su hijo.

Sin embargo, la situación dio un giro desconcertante cuando Robert notó un cambio en el comportamiento de Sam hacia Candice. Siempre que ella intentaba besarlo o abrazarlo, él hacía todo lo posible por evitar su presencia. Robert era consciente de que algo andaba mal. No entendía por qué su hijo se sentía tan distante con respecto a su madre.
Pasaron unos días y Robert decidió hablar con Sam.
—Sam, ¿por qué has estado evitando a tu mamá últimamente? —preguntó Robert un día mientras Candice estaba fuera de casa, haciendo recados.
—Mamá ha cambiado. Tiene un secreto y no quiere compartirlo conmigo —respondió Sam, con el rostro confundido y triste.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué secreto? —preguntó Robert, temeroso de la respuesta de su hijo.
Cuando estás en el trabajo, suele llorar en su habitación. Cuando entré y le pregunté por qué lloraba, me gritó y me dijo que me fuera. Tenía una foto en la mano, pero en cuanto entré, la metió en la caja verde y la escondió debajo del colchón —intentó explicar Sam.
Robert estaba impactado. No podía evitar preguntarse qué podía entristecer tanto a su esposa y qué había en esa caja verde de la que hablaba Sam.
“¿Cuántas veces has oído llorar a tu mamá?” Robert estaba ansioso por saber.
Esta semana ha estado llorando casi a diario. Cree que no le presto atención, pero todavía la oigo y veo sus ojos hinchados. Pero ahora cierra con llave la puerta de su habitación y cuando llego a preguntarle qué le pasa, actúa como si nada. No me gusta, papá. Tienes que hacer algo al respecto —dijo con preocupación.

—No te preocupes, hijo. Tu mamá seguramente tenga una razón. Hablaré con ella —le aseguró Robert a Sam. Pero en el fondo estaba preocupado porque no tenía ni idea de qué le pasaba a su esposa.
Los dos hablaron un rato cuando Sam fue a su habitación a jugar con sus juguetes.
Aunque era consciente de que su acción no era apropiada, Robert no pudo evitar revisar debajo del colchón y buscar la caja verde que entristecía a su esposa.
Dentro había algunas joyas y una fotografía.
La foto mostraba a una familia feliz, pero lo que llamó la atención de Robert fue el parecido entre el hombre de la foto y Candice. En ese momento, Robert se sumió en la oscuridad. ¿Podría Candice estarle siendo infiel? ¿Por qué tenía esa foto de esa familia que Robert nunca había visto ni oído hablar de ella?
Con la foto en la mano, Robert decidió confrontar a Candice.
—Candice, ¿tienes un amante secreto? —preguntó directamente, con voz temblorosa.
—¿Qué? Rob, ¿de qué estás hablando? —respondió Candice a la defensiva.
Buscando respuestas, Robert insistió, mostrándole a Candice la foto que sostenía en la mano. “¿Quién es?”
La respuesta de Candice fue inmediata y reveladora. “Ay, no… Nunca quise que esto saliera a la luz”, confesó, y el peso de su secreto finalmente emergió.
Los pensamientos de Robert corrían mientras buscaba comprender. “Entonces, ¿estás admitiendo que me engañaste?”

—¡No! No, no hice trampa. Bueno, te contaré toda la historia, pero por favor, no se la cuentes a nadie —suplicó.
Después de respirar profundamente, comenzó a contar su historia.
“Antes de morir, mi abuela me dio esta foto”, reveló Candice, conmovida. “Mi abuela me dijo que debía decidir qué hacer con ella por mi cuenta”.
Ella reveló que mi madre le fue infiel a mi padre con su amante. Cuando dio a luz, nacieron gemelos: mi hermano y yo. Su amante quería ser padre, pero ella amaba a mi padre y quería quedarse con él.
Por eso, mi madre y su amante acordaron en secreto tener un hijo cada uno y criarlos en familias diferentes. Mi madre le dijo a mi padre que yo era suya, y él no tenía motivos para dudar de ella.
Antes de fallecer, el verdadero padre de Candice fue a ver a su abuela y le dijo la verdad, dándole la fotografía de su nieto.
Verás, mis padres llevan más de 35 años juntos. Le devastaría descubrir la traición de mi madre. El dolor de guardar ese secreto era evidente.
Pero al mismo tiempo, tengo un hermano y quiero conocerlo. Su deseo era palpable, pero también lo era su miedo. No sé qué hacer, porque si me acerco a él, con el tiempo lastimaré a mi mamá y a mi papá.
Robert quedó impactado por esta revelación.
“¿Entonces es tu hermano gemelo el de la foto?”, preguntó Robert. “Sí”, respondió Candice. Y sí, el parecido entre ella y el hombre de la foto era asombroso.
Robert la abrazó y le dijo: «Siento mucho haber dudado de tu fidelidad. Pero ¿por qué llorabas a menudo en tu habitación?».
“Lloro porque nunca tuve la oportunidad de conocer a mi padre biológico. Además, no puedo estar en la vida de mi hermano sin lastimar a mi mamá y a mi papá”, confesó, con la voz entrecortada por el peso de sus palabras.

Candice seguía insegura sobre su próximo paso. Aún dudaba mucho si debía acercarse a su hermano y darle la bienvenida a su vida o guardar silencio por la felicidad de sus padres.
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